PASTORAL FAMILIAR: PRESENTE Y FUTURO

Retomando las palabras de nuestro cardenal D. Antonio Cañizares, consideramos que se hace necesario evangelizar llevando el espíritu de Pentecostés en nuestros corazones. Y para eso, todos unidos y desde nuestros propios carismas, aunar fuerzas para una nueva pastoral de conjunto evangelizadora en nuestra sociedad y en nuestro tiempo, tal y como nos urge desde el Concilio Vaticano II.

Analizando la realidad, observamos que existe una necesidad y una urgencia de responder a las necesidades planteadas por la familia actual, con todo lo que ello implica desde las distintas perspectivas.

Atendiendo a todo ello, la propuesta del Plan Pastoral Diocesano (PPD) desde la Delegación Familiar, quiere responder a las necesidades planteadas, desde la presencia de los distintos Movimientos Familiares y animando a la vida de la pastoral parroquial, siendo conscientes de que la familia es el primer y principal cauce de evangelización.

Partimos de la proposición 7, dentro de las acciones pastorales del Plan Pastoral Diocesano:

“Mostrar la belleza del matrimonio y de la familia cristiana, ya desde la catequesis de infancia, adolescencia y juventud. Configurar, con la ayuda de los movimientos que se dedican a ello, una pastoral de la familia y del matrimonio que acompañe tanto a la preparación de los futuros esposos como en la maduración del sacramento recibido y ofrezca medios e instrumentos válidos para vivirlo hoy.”

Y todo ello, tal y como queda explícito en el documento:


OBJETIVOS:

Lo importante es que la Iglesia haga visible el amor de Dios a cada persona en el momento vital en el que se encuentre, desde la acogida, el respeto y la libertad.

Todo ello vivido desde la alegría que da el sentirse amado por Dios y la alegría de vivir el amor en plenitud.

Como dice el Papa Francisco en Evangelii Gaudium: “Es la alegría que se vive en medio de las pequeñas cosas de la vida cotidiana, como respuesta a la afectuosa invitación de nuestro Padre Dios…” (E.G. 4.); o también en Amoris Laetitia: “En el matrimonio conviene cuidar la alegría del amor.” ( A.L. 126.)

Ya en la Introducción de Amoris Laetitia podemos leer: “1.La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia. Como han indicado los Padres sinodales, a pesar de las numerosas señales de crisis del matrimonio, «el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jóvenes, y esto motiva a la Iglesia». Como respuesta a ese anhelo «el anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una buena noticia».”


CARLOS Y CHELO

Delegados Diocesanos de Pastoral Familiar en Valencia